La perseverancia: clave para alcanzar tus metas y transformar tu vida
Rocío Trillo
(Psicólog@)
2 diciembre, 2025
¿Te has preguntado alguna vez qué separa a aquellos/as que consiguen sus metas de los/as que no logran llegar y se quedan en el camino? Muchos dirán que es la suerte y otros que el talento innato. Sin embargo, hay una poderosa cualidad capaz de transformar el esfuerzo en éxito que podría dar respuesta a esta incógnita: nos referimos a la perseverancia.
Qué es la perseverancia
La perseverancia es una de las fortalezas que forma parte del modelo VIA de Peterson y Seligman y está enmarcada dentro de la virtud del coraje, junto a la valentía, la honestidad y el entusiasmo. Estos autores definen la perseverancia como la capacidad de seguir adelante con esfuerzo, constancia y compromiso, manteniendo el foco en el objetivo incluso cuando la motivación fluctúa y aparece el desánimo, se presentan obstáculos, o las cosas no salen como esperamos y emerge la frustración. No se trata de un esfuerzo puntual sino de un compromiso a largo plazo.
Según una de las autoras más destacadas en este campo, Angela Duckworth, “La perseverancia predice el éxito incluso más que el talento”. Y es que la perseverancia no solo nos acerca a los resultados, sino que también transforma la manera en la que nos relacionamos con nosotros/as mismos/as, con nuestras emociones y nuestros objetivos.
En un mundo cada vez más demandante e incierto, la perseverancia se ha convertido en una de las habilidades más importantes para avanzar hacia nuestras metas con equilibrio y bienestar. Se trata de un elemento esencial en todo proceso de coaching que facilita que mantengamos el rumbo incluso cuando las circunstancias se vuelven difíciles. La buena noticia es que la perseverancia ¡se puede entrenar!
Perseverancia vs. Constancia
Perseverancia y constancia son dos términos que a menudo se utilizan indistintamente, pero tienen matices claros que los diferencian. Mientras que la constancia se refiere a la regularidad en la repetición de una conducta en el tiempo (como estudiar 1 hora todos los días), la perseverancia implica también la capacidad de adaptarse, superar la adversidad, aprender de los errores y mantenerse comprometido/a con las metas a pesar de las dificultades. La perseverancia sería esa fuerza que te invita a seguir estudiando (esa hora al día) incluso cuando te puedas sentir cansado/a o frustrado/a. Por tanto, la constancia podría ser una parte de la perseverancia sin que necesariamente implique adaptación o respuesta a los obstáculos. Además, la perseverancia implica propósito y sentido. Es como si la constancia fuera el cómo y la perseverancia el “para qué”.

Los pilares de una mente perseverante
Para convertirte en una persona perseverante solo tienes que entrenar. Como aquel o aquella que va al gimnasio a tonificar, cultivar la perseverancia es como fortalecer un músculo. Presentamos algunos tips (muchos de ellos utilizados en coaching) que te pueden ayudar:
- Encuentra tu “para qué”, tu propósito, ya que la perseverancia debe estar asociada a lo que realmente es importante para ti. Para ello puedes utilizar la técnica de coaching denominada los “5 para qués”. Si, por ejemplo, tu objetivo es conseguir un ascenso, pregúntate ¿para qué? de manera sucesiva hasta llegar a identificar un valor fundamental (libertad financiera, crecimiento personal, seguridad para la familia...). ¡Qué razón tenía Nietzche con su frase “quien tiene un porqué (para qué) para vivir puede soportar casi cualquier cómo”. La teoría de la autodeterminacion de Ryan y Deci demuestra que cuando una meta está alineada con los valores personales, somos más constantes y persistentes.
- Define metas realistas y alcanzables, aunque lo suficientemente retadoras para que te impulsen a crecer. Es muy importante que las metas sean específicas y medibles, de manera que se puedan evaluar los progresos de forma objetiva. Además, deben incorporar un plazo temporal definido que fomente el compromiso.
- Divide tu meta en objetivos más pequeños, más manejables y alcanzables. Si la meta es demasiado grande y ambiciosa es normal que la lleguemos a ver como un muro infranqueable. Sin embargo, los pequeños objetivos son como los peldaños de una escalera que llevan hacia donde realmente quiero ir. No olvidemos que los pequeños logros aumentan la confianza y la auto percepción de eficacia y, por tanto, la perseverancia.
- Relacionado con lo anterior, es importante establecer metas de proceso y no solo de resultado. Centrarse solo en la meta final puede resultar abrumador. Cambia perder 10 kilos por comer una dieta equilibrada y sana y caminar al menos 30 minutos al día. La perseverancia se construye a través de pequeños hábitos cotidianos.
- Cultiva una mentalidad de crecimiento. Cambia un “no puedo aprender” por “esto es complicado, pero no imposible”, “no sirvo para esto” por “¿qué podría mejorar o cambiar para avanzar?” o un “no puedo” por “todavía no lo he conseguido”. Carol Dweck demostró que las personas con una mentalidad fija creen que sus capacidades son estáticas (se tienen o no se tienen) y viven cualquier dificultad u obstáculo como una señal de incompetencia. Por el contrario, las personas con mentalidad de crecimiento saben que las habilidades se pueden entrenar con práctica y esfuerzo, e interpretan los obstáculos como oportunidades para seguir mejorando. Practicar esta mentalidad implica atreverse a experimentar a pesar del miedo, aceptar que la incertidumbre forma parte inherente de la vida y ampliar la tolerancia a la frustración y el error.
- Practica la autocompasión. La autocrítica excesiva reduce la perseverancia, mientras que un trato amable contigo mismo/a previene el agotamiento y permite recuperarte más rápido. Cambia “soy un/a fracasado/a” por “esto es difícil y es normal cometer errores”. Según Kristin Neff, la autocompasión aumenta la resiliencia, la constancia y la motivación saludable.
- No abandones, ajusta. Perseverar no consiste en repetir una y otra vez lo mismo aunque no funciones. Es aprender de la experiencia y reajustar la ruta sin perder la dirección.
- Crea un entorno que facilite la conducta. Uno de los aspectos que se trabajan en coaching es el relacionado con el diseño de un entorno que, lejos de incorporar obstáculos, favorece y posibilita la acción dirigida al objetivo con menor necesidad de una férrea fuerza de voluntad. Si quieres leer más, deja un libro en tu mesilla de noche; si quieres hacer deporte a primera hora de la mañana, prepara tu ropa la noche anterior; si quieres levantarte de un salto cuando suena el despertador, colócalo fuera del alcance de tu mano. También puede funcionar poner recordatorios visibles, vincular nuevos hábitos a otros ya existentes o reducir las distracciones.

Las recompensas de la perseverancia
Son muchos los beneficios ya comprobados de una perseverancia saludable y bien entendida:
- La ventaja más evidente es el aumento del logro de metas personales y profesionales a corto, medio y, sobre todo, a largo plazo.
- Fortalecimiento de la autoeficacia. Como decía Bandura, cada pequeño éxito fruto de la perseverancia nos convence de que somos capaces de manejar situaciones altamente demandantes creando un círculo vicioso de confianza en nosotros/as mismos/as. Esta confianza, a su vez, fortalece la autoestima.
- Mejora la resiliencia y la gestión emocional. La capacidad de perseguir los objetivos y metas a pesar de los obstáculos permite desarrollar un “músculo” emocional más fuerte para enfrentar futuras adversidades y salir fortalecidos/as.
- Desarrollo de la competencia y maestría. La práctica deliberada y sostenida es la que conduce a la excelencia.
- Mayor satisfacción y bienestar. Sin ninguna duda el esfuerzo dedicado a lograr algo realmente significativo provoca numerosas emociones y sensaciones positivas, así como un profundo sentido de propósito y realización personal.
La otra cara de la moneda
Como cualquier otra fortaleza, la perseverancia también muestra su “lado oscuro” si no sabemos activarla de manera inteligente y con flexibilidad. Sobreutilizar la perseverancia puede llevar a:
- Agotamiento. Perseverar de manera constante y sostenida sin escuchar las señales de nuestro cuerpo y de nuestra mente puede desembocar en burnout. La perseverancia saludable debe incluir pausas, descanso y autocuidado.
- Insistir en un objetivo que está claramente fuera de nuestro alcance o incluso que puede ser perjudicial o inútil. Es lo que se denomina perseverancia insensata. Esto ocurre, por ejemplo, cuando seguimos invirtiendo esfuerzo, tiempo y energía en una relación tóxica o en un negocio inviable. La perseverancia insensata puede provocar desgaste, frustración, ansiedad, estados ánimo depresivos y agotamiento.
- Rigidez mental y falta de capacidad de adaptación y flexibilidad. La verdadera fortaleza reside en saber pivotar o cambiar de estrategia cuando lo indica la evidencia. El pensamiento rígido impide ver otras alternativas, incorporar nueva información y ajustar los objetivos cuando la realidad lo exige. En coaching, esto se asocia con una pérdida de perspectiva que nos separa del propósito original al engancharnos más la cómo que al para qué.
- Sobreutilizar la perseverancia también puede conducir a sacrificar el bienestar por los resultados. Cuando la balanza empieza a desequilibrarse colocando los objetivos por encima del bienestar emocional, físico o relacional, la perseverancia se convierte en una trampa. La persona puede avanzar hacia una meta, pero perderse a sí misma por el camino.
Perseverar no solamente consiste en insistir sino en avanzar con propósito y de forma consciente hacia lo realmente importante y con una mirada amable hacia uno/a mismo/a.
También te puede interesar
Cómo abordar el duelo de pareja: transformar la pérdida en conciencia.
En una ruptura sentimental no solo se acaba una relación. Se quiebra un relato, un proyectovital, una parte de ti que soñaba un futuro compartido.…
La respiración consciente en mindfulness
Seguramente, en algún momento en que nos hemos sentido desregulados o desbordados, alguien nos ha dicho: “respira”. Sin embargo, ¿entendemos realmente por qué esto es…
Español
Italiano
English