Las 10 cualidades fundamentales y hábitos de las personas con alta inteligencia emocional (IE)
Diletta Rossi (Psicólog@)
10 julio, 2025
¿Qué implica saber leer las emociones propias y ajenas? Esto supone alcanzar un estado de conexión con nuestro corazón y con nuestra conciencia social, lo cual nos permite aprovechar a su vez valiosas capacidades y oportunidades, considerándose así también la IE un pilar esencial para ser felices.
Historia del término de IE
Empecemos por entender la creación y evolución del término. Edward Lee Thorndike introduce en 1920 el concepto de inteligencia social, muy relacionado con la IE. La define como “la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas y actuar sabiamente en las relaciones humanas”. Consideraba que era una parte integral de la inteligencia general y la definía como la capacidad de adaptarse y relacionarse de manera efectiva en diferentes contextos sociales.
En los años 40, David Wechsler dejó claro que ningún test de inteligencia podía ser válido si no se tenían en cuenta aspectos emocionales. Más tarde, en 1983 Howard Gardner presentó su teoría de las inteligencias múltiples, incluyendo la inteligencia interpersonal e intrapersonal, anticipando en ambas el concepto de IE.
En 1990 John Mayer y Peter Salovey acuñan formalmente el término, definiéndolo como “una parte de la inteligencia social que incluye la capacidad de controlar nuestras emociones y las de los demás, discriminar entre ellas y usar dicha información para guiar nuestro pensamiento y nuestros comportamientos”.
Esta línea del tiempo la cerraríamos con Daniel Goleman, un psicólogo y periodista estadounidense que popularizó este concepto en 1995 gracias a su libro Inteligencia Emocional. Goleman originó un movimiento que a día de hoy continúa, ayudándonos a descubrir el gran impacto que tienen las emociones en nuestra identidad, acciones y relaciones.
¿Pero qué es la IE?
Es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones, así como las de los y las demás. Según Daniel Goleman, esta habilidad es crucial para el éxito personal y profesional. Las personas con alta IE destacan por ciertas cualidades y hábitos que les permiten desenvolverse con facilidad ante las complejidades emocionales de la vida cotidiana. Apoyándonos principalmente en el libro de Goleman mencionado en este artículo, vamos a destacar diez cualidades fundamentales de aquellas personas con alta IE y posibles hábitos asociados a cada una de ellas y que a su vez recomendamos.
1. AUTOCONCIENCIA
Las personas con alta IE son conscientes de sus emociones y cómo éstas afectan en sus pensamientos y comportamientos. Este atributo les permite reconocer sus fortalezas y áreas de mejora, facilitando la toma de decisiones de una forma más reflexiva y adaptativa.
Hábito asociado: Practicar mindfulness, la autorreflexión diaria, ya sea mediante la escritura en un registro de emociones o la meditación, para identificar y comprender las propias emociones.
2. AUTORREGULACIÓN EMOCIONAL
La capacidad de controlar, ajustar y redirigir impulsos o estados de ánimo disruptivos es esencial. Las personas emocionalmente inteligentes pueden mantener la calma en situaciones estresantes o conflictivas, evitando así reacciones impulsivas donde les domine la emoción.
Hábito asociado: Utilizar técnicas como la respiración profunda o pausas conscientes para gestionar las emociones antes de dar una respuesta adecuada en momentos de tensión o de bloqueo.
3. EMPATÍA
La empatía es la habilidad de comprender y compartir cómo se sienten los y las demás conectando emocionalmente. Los perfiles con alta IE pueden ponerse en el lugar de la otra persona, lo que les permite responder de manera más efectiva a las necesidades emocionales ajenas.
Hábito asociado: Emplear la escucha activa, prestando atención no solo a las palabras, sino también al lenguaje corporal y a las emociones subyacentes. También el simple hecho de plantear la pregunta “¿y cómo te sientes con esto?” antes de ofrecer soluciones rápidas.
4. HABILIDADES SOCIALES
Las personas emocionalmente inteligentes son hábiles en la gestión de las relaciones, en su cuidado y en la construcción de nuevas redes sociales. Saben comunicarse de manera eficaz teniendo en cuenta el contexto, la situación y a quien se dirigen. De igual modo, tienen facilidad para resolver conflictos de forma asertiva y para mantener relaciones positivas.
Hábito asociado: Participar en actividades sociales que promueven la colaboración y el entendimiento mutuo, como grupos de discusión o actividades comunitarias. Asimismo, comunicarse con claridad y respeto fomentando las relaciones saludables.
5. MOTIVACIÓN INTRÍNSECA
Las personas con alta IE están impulsadas por metas internas más que por recompensas externas. Esta motivación les ayuda a mantener la perseverancia ante los desafíos y a sostener una actitud positiva incluso en circunstancias adversas.
Hábito asociado: Establecer objetivos personales claros que se enfoquen en el proceso de crecimiento y aprendizaje deseado, más que en los resultados inmediatos. Y planificar líneas de acción de acuerdo con la fijación de objetivos, garantizando así su cumplimiento.
6. RESILIENCIA
La resiliencia es la capacidad de sobreponerse tras experimentar una situación inesperada, inusual e incluso traumática obteniendo resultados positivos y, por tanto, adaptativos. Las personas emocionalmente inteligentes ven las adversidades o los fracasos como oportunidades de aprendizaje y no como continuas derrotas.
Hábito asociado: Enfocarse en lo positivo, incluso en tiempos difíciles, desde la gratitud y el optimismo.
7. AUTENTICIDAD
Las personas con una elevada IE suelen ser fieles y coherentes consigo mismas. No temen mostrar su verdadero yo, lo cual está asociado a una buena autoestima y, a su vez, fomenta relaciones más auténticas y profundas.
Hábito asociado: Comprometerse con el desarrollo personal, trabajar diariamente en nuestra autoestima y rodearse de personas que valoran la honestidad y naturalidad.
8. CONCIENCIA SOCIAL
Goleman describe la conciencia social como la capacidad de entender las emociones, necesidades y preocupaciones de otros y otras, captar señales emocionales sutiles y detectar las dinámicas sociales.
Dentro de su modelo, la conciencia social se desglosa en varias habilidades específicas como la empatía, el servicio a la hora de reconocer y satisfacer las necesidades de otras personas, y la conciencia organizacional percibiendo corrientes emocionales en grupos o sistemas sociales.
Hábito asociado: Reflexionar sobre las interacciones sociales de cada día, observar el lenguaje no verbal, mostrar interés genuino por las personas y sus experiencias, apreciar y reconocer los esfuerzos y logros de los y las demás.
9. ADAPTABILIDAD
La flexibilidad y la disposición para ajustarse a nuevas circunstancias son esenciales. Las personas con alta IE aceptan el cambio como parte natural de la vida y se adaptan de forma proactiva a nuevas situaciones.
Hábito asociado: Buscar oportunidades para aprender y crecer desde la iniciativa, ya sea a través de nuevos proyectos o experiencias.
10. ACTITUD POSITIVA
Por último, como no podía ser menos, las personas con una elevada IE tienen una tendencia a interpretar experiencias de manera favorable, manteniendo expectativas optimistas, autoconfianza y apertura al aprendizaje y la adaptación.
Esta actitud no significa ignorar lo negativo ni negar la realidad, sino creer en la capacidad de influir en ella y elegir enfocarse en soluciones, crecimiento personal y emociones positivas.
Hábito asociado: Evitar la queja o la búsqueda de culpables y buscar soluciones o acciones concretas de avance.
A modo de reflexión
Como conclusión, podemos garantizar que las personas con alta IE poseen una combinación de cualidades, muy relacionadas entre sí, y de hábitos que les permiten desenvolverse en sociedad de manera eficaz, fluida y positiva.
De hecho, autores como Feng Kong y Jianjun Zhao han realizado investigaciones conjuntas y coinciden en que existe una asociación significativa entre la IE y la satisfacción con la vida. La capacidad de identificar, comprender, expresar y regular las emociones no solo influye en el bienestar emocional a corto plazo, sino que también tiene un impacto positivo en la percepción general de la vida y el sentido de logro y felicidad.
Además, es esperanzador saber que la IE no es una habilidad fija, sino que puede entrenarse y fortalecerse con la práctica y la dedicación. Al adoptar hábitos que fomenten todas estas cualidades podemos mejorar nuestra capacidad para gestionar nuestras emociones y las de los y las demás, llevando una vida más equilibrada y satisfactoria.
Bibliografía
Gardner, H. (1995). Inteligencias múltiples: La teoría en la práctica. Paidós.
Goleman, D. (1995). Emotional intelligence: Why it can matter more than IQ. Bantam Books.
Mayer, J. D., & Salovey, P. (1997). What is emotional intelligence? In J. M. Mestre & P. Fernández-Berrocal (Eds.), Manual de inteligencia emocional (pp. 23-43). Pirámide.
Molina Cantabella, G. E. (2017). Origen y evolución del término inteligencia emocional. PublicacionesDidácticas.com, nº 80, marzo 2017.
Thorndike, E. L. (1920). Intelligence and its uses. Harper & Brothers Publishers.
Kong, F., Zhao, J., & You, X. (2012). Rasgo de inteligencia emocional y angustia mental: El papel mediador del afecto positivo y negativo. Revista Internacional de Psicología, 47(6), 454–460. https://doi.org/10.1080/00207594.2012.666352
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Descripción: En este artículo exploramos las 10 cualidades fundamentales de las
personas con alta inteligencia emocional y los hábitos asociados a cada una de ellas.
Profundizamos en cada uno de estos atributos tras detallar la creación, evolución y
significado del término “inteligencia emocional”. Todo ello con un propósito
esperanzador y motivador de garantizar que esta habilidad se puede entrenar y
fortalecer con práctica y dedicación.
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