Adicción al móvil en niños, adolescentes y adultos: una mirada desde la psicología positiva

Blanca Martinez Abelda Blanca Martinez Abelda (Psicólog@)

7 octubre, 2025

¿Tu hijo protesta cada vez que le quitas la tablet? ¿Tu adolescente se pone nervioso si no responde al instante un mensaje? ¿O te descubres a ti mismo revisando notificaciones incluso en medio de una cena familiar? Todos estos ejemplos reflejan la misma realidad: la adicción al móvil, una conducta que está creciendo en todas las edades.

El uso del teléfono en sí mismo no es negativo; el problema surge cuando se convierte en una dependencia que interfiere con el bienestar y la vida cotidiana (Billieux, 2012). La psicología positiva ofrece herramientas valiosas para afrontar este reto en cada etapa vital, no desde la prohibición estricta, sino desde la construcción de alternativas saludables.

Niños: la pantalla que reemplaza al juego

En la infancia, el móvil suele introducirse como un recurso para entretener o calmar. El riesgo es que pase de ser un apoyo puntual a convertirse en el principal motor de diversión y regulación emocional. Investigaciones recientes señalan que un uso excesivo de pantallas en edades tempranas puede afectar la atención, el desarrollo del lenguaje y la capacidad de autocontrol (Twenge & Campbell, 2018).

Cómo se manifiesta en niños:

Irritabilidad desproporcionada cuando se les retira el dispositivo.

Desinterés por juegos físicos, manualidades o actividades al aire libre.

Menor capacidad de concentración en tareas escolares.

Tendencia a usar el móvil como sustituto de la interacción social.

Imagina, un niño de 7 años que protesta y llora cada vez que no puede usar el móvil acaba limitando sus oportunidades de explorar el mundo, interactuar con otros niños y desarrollar su creatividad.

Algunas pautas desde la psicología positiva:

Fomentar la curiosidad y el juego activo: proponer actividades que activen la exploración, como búsquedas del tesoro o experimentos sencillos en casa. Esto estimula fortalezas de la infancia como la creatividad y el entusiasmo (Peterson & Seligman, 2004).

Rutinas claras: establecer tiempos concretos de uso (ejemplo: 30 minutos al día) y reforzar positivamente cuando el niño participa en actividades sin pantallas.

Ambientes enriquecidos: diseñar espacios en casa con materiales que inviten al juego simbólico o cooperativo (disfraces, bloques, pinturas).

De esta forma, el móvil no desaparece, pero pierde su papel de protagonista en el desarrollo del niño.

Adolescentes: la presión del grupo y el miedo a quedarse fuera

La adolescencia es el momento más vulnerable a la adicción al móvil. Aquí, el dispositivo no solo es entretenimiento, sino la herramienta principal de identidad y pertenencia social. La necesidad de estar conectados y el miedo a perderse algo (FOMO, por sus siglas en inglés) son muy frecuentes (Przybylski et al., 2013).

Cómo se manifiesta en adolescentes:

Ansiedad intensa si no tienen acceso al móvil o a internet.

Comparación constante con los demás en redes sociales, con impacto en la autoestima.

Descenso en el rendimiento académico por distracciones permanentes.

Poca capacidad para disfrutar del presente sin registrarlo en fotos o vídeos.

Un ejemplo típico es el de una chica de 15 años que pasa más de cinco horas al día en redes sociales. Siente que, si no publica, deja de existir para su grupo. Su estado de ánimo depende del número de “me gusta”, y cualquier crítica se convierte en un golpe directo a su autoestima.

Pautas desde la psicología positiva:

Entrenamiento en gratitud: escribir tres cosas buenas al día ayuda a reducir la comparación social, favoreciendo la valoración interna frente a la validación externa (Emmons & McCullough, 2003).

Mindfulness digital: enseñar al adolescente a observar cómo se siente antes, durante y después de usar el móvil. Este tipo de conciencia plena ayuda a identificar cuándo el uso le da bienestar y cuándo le resta (Kabat-Zinn, 2003).

Actividades con flow: promover deportes, arte, música o voluntariado donde el adolescente viva experiencias inmersivas que generan satisfacción auténtica (Csikszentmihalyi, 1990).

Autocompasión: trabajar mensajes internos amables frente a la comparación en redes, lo que protege la autoestima (Neff, 2011).

De esta forma, se les enseña a usar la tecnología de manera consciente y a buscar fuentes de bienestar que no dependan solo de una pantalla.

Adultos: productividad, multitarea y desconexión emocional

En la adultez, la adicción al móvil suele pasar desapercibida porque se confunde con productividad o necesidad laboral. Sin embargo, cada vez más estudios señalan que el uso excesivo de móviles en adultos está relacionado con estrés, falta de sueño y deterioro de la calidad de las relaciones personales (Elhai et al., 2017).

Cómo se manifiesta en adultos:

Revisión compulsiva de correos y redes, incluso durante reuniones o cenas.

Dificultad para concentrarse en tareas prolongadas (trabajo fragmentado).

Problemas de sueño por usar el móvil en la cama.

Menor calidad en la comunicación con pareja e hijos.

Imagina a un hombre de 40 años que, tras un día de trabajo, pasa la noche revisando notificaciones. Piensa que “solo está un momento más”, pero se pierde conversaciones familiares y descansa peor.

Pautas desde la psicología positiva:

Higiene digital: reservar momentos libres de pantallas, como la hora antes de dormir o las comidas familiares, ayuda a descansar mejor y a mejorar las relaciones.

Flow offline: practicar actividades como cocinar, leer, jardinería o deporte que permitan desconectar y experimentar placer sin tecnología (Csikszentmihalyi, 1990).

Fortalecer vínculos: programar citas conscientes con la pareja o juegos con los hijos sin móviles de por medio, reforzando la conexión emocional.

Revisión de valores: la psicología positiva propone reconectar con el propósito vital (Seligman, 2011), preguntarse: “¿Qué quiero aportar con mi tiempo y energía?” Esta reflexión ayuda a poner en perspectiva el uso del móvil.

Conclusión: del control al bienestar

La adicción al móvil no entiende de edades. En niños, sustituye el juego creativo; en adolescentes, se convierte en el centro de la identidad social; y en adultos, roba atención y energía a lo importante.

Pero el camino no está solo en limitar, sino en llenar la vida de experiencias significativas que hagan que el móvil deje de ser tan imprescindible. La psicología positiva nos recuerda que el bienestar no se encuentra en la pantalla, sino en el presente, en nuestras fortalezas y en los vínculos reales que construimos cada día.

Referencias

Billieux, J. (2012). Problematic use of the mobile phone: A literature review and a pathways model. Current Psychiatry Reviews, 8(4), 299–307. 

Csikszentmihalyi, M. (1990). Flow: The psychology of optimal experience. Harper & Row.

Elhai, J. D., Dvorak, R. D., Levine, J. C., & Hall, B. J. (2017). Problematic smartphone use: A conceptual overview and systematic review of relations with anxiety and depression psychopathology. Journal of Affective Disorders, 207, 251–259. 

Emmons, R. A., & McCullough, M. E. (2003). Counting blessings versus burdens: An experimental investigation of gratitude and subjective well-being in daily life. Journal of Personality and Social Psychology, 84(2), 377–389. 

Kabat-Zinn, J. (2003). Mindfulness-based interventions in context: Past, present, and future. Clinical Psychology: Science and Practice, 10(2), 144–156. 

Neff, K. D. (2011). Self-compassion, self-esteem, and well-being. Social and Personality Psychology Compass, 5(1), 1–12. 

Przybylski, A. K., Murayama, K., DeHaan, C. R., & Gladwell, V. (2013). Motivational, emotional, and behavioral correlates of fear of missing out. Computers in Human Behavior, 29(4), 1841–1848. 

Seligman, M. E. P. (2011). Flourish: A visionary new understanding of happiness and well-being. Free Press.

Twenge, J. M., & Campbell, W. K. (2018). Associations between screen time and lower psychological well-being among children and adolescents: Evidence from a population-based study. Preventive Medicine Reports, 12, 271–283.

Blanca Martinez Abelda
Blanca Martinez Abelda

Licenciada en Psicología. Máster en Terapias Contextuales y de Tercera Generación. Experta en Intervención Contextual en Psicosis. Formación en Psicoanálisis.

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