Cuando la “obsesión por comer sano” deja de ser saludable

Beatriz Verdi Beatriz Verdi (Nutricionista)

21 octubre, 2025

¿Alguna vez te has preguntado hasta qué punto se puede considerar “normal” estar obsesionado con comer lo más sano posible? ¿Qué significa para ti realmente “comer saludable”?

Hoy en día escuchamos constantemente términos como real food o comida limpia. Se repite una y otra vez en redes sociales que elegir este tipo de alimentos, es fundamental para mantener una salud óptima, evitar ciertas enfermedades o hasta para no ganar peso o “engordar”. Se aplaude eliminar el azúcar, alejarse de los procesados y aditivos, considerándolos automáticamente peligrosos.

En consulta, escucho con frecuencia frases como: “no como eso porque tiene mucha azúcar”, “evito cualquier aderezo preparado porque lleva grasas y aceites”, o “me siento culpable si no cocino yo todo desde cero”. Lo curioso es que, detrás de esa aparente “pasión por la salud”, muchas veces se esconde una obsesión que acaba generando más daño que bienestar.

Desde mi experiencia como Dietista especializada en Trastornos de la Conducta Alimentaria, he aprendido que existe una línea muy fina entre comer de forma consciente y convertir la alimentación en una obsesión. Contar calorías, revisar etiquetas antes de comprar cualquier producto, restringir alimentos y sentir estrés al comer algo, no es fuerza de voluntad. Esta conducta se llama ortorexia.

La ortorexia es esa obsesión dañina por comer “perfectamente sano”. Lo que empieza como un interés genuino por mejorar los hábitos, puede transformarse en una cárcel mental: pasar horas planificando comidas, evitar eventos sociales por miedo a no encontrar “opciones seguras” o sentir culpa al romper una regla autoimpuesta.

Señales de alerta

● Pensar en la comida gran parte del día.

● Rechazar planes o eventos que impliquen comer fuera.

● Sentir culpa o ansiedad cuando no se sigue “la dieta perfecta”.

● Imponer cada vez más restricciones bajo la excusa de “cuidar la salud”.

El problema no es querer comer verduras, frutas o legumbres. El problema surge cuando la alimentación se convierte en el centro de nuestra vida, afectando nuestro bienestar emocional y nuestras relaciones con demás personas.

Cuidarse no significa tenerle miedo a la comida, aislarse o medir nuestro valor por lo que comemos.

Una alimentación verdaderamente saludable no debería venir acompañada de miedo, ansiedad, vergüenza o culpa.

Si ves reflejada alguna de estas conductas en ti o en alguien cercano, buscar acompañamiento profesional puede ser el primer paso para recuperar la libertad.

Beatriz Verdi
Beatriz Verdi

Directora del servicio de nutrición de IEPP. Nutricionista especializada en dietética y TCA.

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