Ansiedad por separación: cuando el miedo a alejarse es excesivo
Rebeca Gómez (Psicólog@)
10 febrero, 2023
Puede que te sientas identificado/a con el tema del que hablaremos hoy, y es que es una situación que no es ajena a muchos/as de nosotros/as: la ansiedad por separación.
Por naturaleza, los seres humanos tenemos la necesidad de establecer lazos afectivos para consolidar nuestro desarrollo emocional. Se trata de un vínculo que conocemos como “apego” y que comenzamos a desarrollar en la infancia con nuestras figuras de referencia.
Es perfectamente natural preocuparnos por aquellas personas por las que sentimos afecto; sin embargo, ¿qué ocurre cuando tenemos un sentido de responsabilidad extremo por ellas y comenzamos a preocuparnos de forma constante y excesiva o su presencia o ausencia nos afecta de forma acusada? Es en este punto en el que podemos desarrollar ansiedad.
De esta forma, pueden aparecer una serie de síntomas provocados por el miedo a ser separados/as de los miembros de nuestra familia o el temor a que algo malo les suceda si esto ocurre.
En un artículo anterior, les contamos qué es la ansiedad, cómo se presenta y cuáles son sus síntomas, por lo que en esta oportunidad, queremos profundizar un poco más sobre la ansiedad por separación.
Además, explicaremos en qué tipo de situaciones es común la ansiedad por separación y cómo tratarla adecuadamente. Pero antes, recordaremos en qué consiste este tipo de ansiedad.
Índice
¿Qué es la ansiedad por separación?
Conocemos la ansiedad por separación como el malestar excesivo o recurrente ante la posibilidad de alejarnos de personas con quienes convivimos o figuras a las que nos sentimos más apegados y que nos proporcionan un sentimiento de seguridad. Puede darse en personas adultas y en niños/as, aunque en este último caso, se trata de una emoción frecuente y habitual, ya que entre los 0 y los 3 años todavía no se ha desarrollado la autonomía y necesitan la presencia constante de las figuras de apego.
La ansiedad por separación es diferente de la ansiedad por extraños, que es habitual y, por lo general, la experimentan los/as niños/as entre los 7 y 11 meses de edad.
Por esta razón es importante distinguir entre este tipo de ansiedad por separación (que se manifiesta, por ejemplo, en los periodos de adaptación de todas las escuelas infantiles) y el trastorno de ansiedad por separación propiamente dicho, cuyos síntomas son más graves.
¿Cómo nos afecta?
Uno de los principales aspectos de nuestra vida que resulta afectado por la ansiedad por separación es la capacidad para socializar con los demás. Sin embargo, no es el único.
La ansiedad por separación tiende a afectar de forma similar tanto a menores como a las personas adultas, pudiendo experimentar alguno de los siguientes síntomas:
- Pesadillas recurrentes e insomnio.
- Problemas para dormir solo/a.
- Rechazo a ir al colegio o al trabajo.
- Dificultad para estar solos/as.
- Sentimientos de tristeza o miedo.
- Preocupación excesiva por el bienestar de seres queridos.
- Dolores de cabeza o estómago.
- Tensión muscular.
- Pánico o enfado excesivo al separarse de la persona por la que se tiene apego.
Cómo trabajar la ansiedad por separación
Creemos importante volver a destacar que alrededor de los 3 años de edad, este tipo de ansiedad suele desaparecer por sí sola gracias a que los niños y niñas comienzan a tener más autonomía y a no requerir la presencia constante de sus figuras de referencia. Esto es debido a que aprenden a socializar con otros niños/as y se entretienen más tiempo en soledad.
En un artículo sobre la ansiedad infantil, les comentamos que es en la infancia cuando desarrollamos las bases de nuestra forma de ser, por lo que ciertos aspectos de nuestro día a día podrían generarnos ansiedad en el futuro. Por esta razón, es importante que las personas adultas o las que están a cargo del menor puedan darle herramientas para que afronte sus miedos.
Sin embargo, en ciertos casos la ansiedad por separación no desaparece y pasa a afectar la vida del/a menor, convirtiéndose en un malestar más difícil de solucionar en un futuro.
Existen hábitos que pueden ser adoptados tanto por los niños/as como por la personas adultas para mejorar su calidad de vida cuando tienen ansiedad: hacer deportes, cuidar la alimentación, organizarnos mejor, desarrollar nuestro lado creativo y apoyarnos de nuestros seres queridos, son algunos de ellos.
Tener información para que tanto padres y madres como tutores/as puedan gestionar la ansiedad y reforzar el apoyo con un/a profesional en terapia, que pueda seguir su evolución, es vital para salir adelante con este proceso.
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