mindfulness y fortalezas

Mindfulness y Fortalezas

Aroa Ruiz Aroa Ruiz (Psicólog@)

6 febrero, 2024

“Unir la atención plena con las fortalezas del carácter implica profundizar en la toma de consciencia de nuestras mejores cualidades y usarlas para incrementar nuestra capacidad de estar plenamente conscientes.”

Ryan M. Niemiec

Qué es el Mindfulness

Sobre el mindfulness mucho hemos hablado ya en nuestro blog del IEPP y es que sabemos cuál es su importancia, su utilidad y sus múltiples beneficios.

Pero si no lo recuerdas bien y con el objetivo de refrescarte la memoria, te recordamos que la práctica del mindfulness se trata de la focalización de la atención en el momento presente, es un método para conseguir la atención plena, centrándonos en lo que está sucediendo “aquí y ahora”, aceptándolo sin más, sin intentar cambiar, ni juzgar nada.

Su significado es plena consciencia. Concentrarse en lo que sucede en nosotros y en nuestro alrededor y saber renunciar al ruido y a las distracciones.

Qué son las fortalezas

Sobre las fortalezas personales también os hemos hablado anteriormente en el blog, pero al ser un concepto de vital importancia para la psicología positiva, no está tampoco de más rescatar y refrescar su significado y detallar los últimos avances teóricos en relación a ellas.

Las fortalezas personales son esas capacidades cognitivas, afectivas, volitivas y conductuales que suponen los ingredientes psicológicos necesarios para desarrollar las virtudes humanas (Niemiec, 2014).

Las podemos entender como multidimensionales, mensurables, universales, desarrolladas en diferentes grados y contextos y que se pueden utilizar en exceso, infrautilizar o utilizar incorrectamente (Perterson, Seligman, 2004).

Según Cataluña, Nieto y Privado (2019) las fortalezas son determinadas formas de pensar, sentir y actuar que una persona experimenta de forma natural. Se presentan en niveles diferentes (poco presente, equilibrado y muy presente) y son susceptibles de entrenamiento y desarrollo.

Las fortalezas se relacionan con mayores niveles de autenticidad, vitalidad y bienestar cuando se utilizan de una manera equilibrada. Subrayamos en esta primera definición la importancia de un uso equilibrado de las fortalezas.

El impacto positivo de las fortalezas se resume en una revisión sistemática de Harzer que indagó en el vínculo de las fortalezas con diferentes aspectos del bienestar.

Concluye que activar las fortalezas conlleva el desarrollo de mayores niveles de afecto positivo, una menor incidencia de afecto negativo, una mayor sensación de maestría, crecimiento personal y sentido vital, todo lo cual se traduce en mejores relaciones con los demás y una mayor aceptación de uno mismo (Harzer, 2016).

En resumen, las fortalezas alimentan y favorecen diferentes aspectos del bienestar psico-socio-emocional de las personas.

Pero volvamos al tema del equilibrio. En las primeras intervenciones de fortalezas que aparecieron alrededor del año 2005 todavía se recomendaba un uso más indiscriminado de las fortalezas. La hipótesis de trabajo que guiaba los estudios asumía que usar las fortalezas más y con diferentes variaciones conllevaba los mejores resultados (Seligman, Steen, Park y Peterson, 2005).

Pero, “¿más siempre es mejor?”  

Las investigaciones y aplicaciones prácticas posteriores indicaron la necesidad de un acercamiento más cuidadoso. En 2008, Linley defendía la hipótesis de que el uso “en su justa medida” era la manera de sacar el mayor provecho de las fortalezas. Con eso se inició una nueva etapa en la ciencia del desarrollo de las fortalezas. En ella se plantea la naturaleza dinámica de las mismas (Biswas-Diener, Kashdan y Minhas, 2011) que nos invita a la matización de que lo que es un buen uso de una fortaleza no se puede saber a nivel general.

La utilidad se determina por la interacción de la fortaleza con su entorno, el contexto y otras fortalezas presentes, sean activas o latentes, en la persona. En el mismo año, aparecieron los primeros estudios que confirmaron que un uso “inconsciente” de las fortalezas, definido como una activación por exceso o por defecto, podría tener un efecto negativo en el bienestar (Grant y Schwartz, 2011).

Conclusión: la clave para sacar el mayor provecho posible de las fortalezas es su uso consciente.

Mindfulness basado en las fortalezas

Después de ver en detalle el concepto de fortalezas personales, en este apartado la idea es relacionar ambos conceptos, mindfulness y fortalezas, para sacar el mayor partido a la experiencia de meditar, a la atención plena y a la práctica del Mindfulness. Y es que según autores destacados como Niemiec, Rasdhid y Sinella (2012) se puede hacer valer el cultivo de las diferentes fortalezas personales para consolidar en mayor medida la práctica en mindfulness, convirtiéndose en elementos que se nutren entre sí.

Por lo tanto, la persona que medita puede tener en cuenta alguna o varias fortalezas para que la práctica de mindfulness le resulte más beneficiosa y reforzante.

Mira este ejemplo para entenderlo mejor, si una persona tiene la fortaleza de la curiosidad en su perfil de fortalezas del test FORTE en equilibrio, esto es, en color verde, para esa persona poder observar y llegar a conclusiones acerca de lo que le ocurre en su interior cuando medita, podrá generarle un mayor interés.

Escucha el episodio 2 del podcast #100 llamado Fortalezas en Acción para conocer un poquito mejor nuestro test FORTE y su correcta lectura e interpretación.

Otro ejemplo en el que se relacionan ambos conceptos es que el sólo hecho de practicar mindfulness desarrolla de por sí las fortalezas personales. Esto es, cuando prestamos atención al momento presente, automáticamente activamos ciertas fortalezas, lo que hace que la práctica del mindfulness esté inherentemente vinculada al desarrollo de éstas.

Varios ejemplos de esto último: la fortaleza de la aceptación (aceptación de lo que surja sin oponer resistencia), la fortaleza del análisis (análisis de los cambios que van aconteciendo en la persona que medita con la práctica), la fortaleza de la armonía (la armonía que siente la persona cuando tiene que hacer frente a algunas situaciones) o la fortaleza del crecimiento (crecimiento que se va experimentando con la rutina de meditar).

Si vamos más allá de la teoría y lo miramos desde un nivel práctico vemos que el ingrediente esencial para llevar a cabo este uso “premeditado” de las fortalezas requiere una capacidad elevada para:

  • Saber qué fortaleza/s se está/n usando en un determinado momento (conciencia de uso).
  • Notar si la/s fortaleza/s se está/n usando de manera equilibrada o subóptima (conciencia de impacto).
  • Poder hacer los ajustes necesarios sobre la marcha para devolver la/s fortaleza/s a su centro (capacidad de respuesta).

Y justo estas tres habilidades están íntimamente relacionadas con la práctica del Mindfulness.

Queda claro que ambos conceptos se relacionan muy estrechamente y que pueden convivir para beneficiarse positivamente de esta relación.

Si te interesa saber más sobre las fortalezas, sobre Mindfulness, sobre ambos conceptos, si tu curiosidad se ha activado y te apetece continuar formándote por esta rama, en el IEPP contamos con formaciones online para aprender justo esto de una forma intuitiva, a tu ritmo y de la mano de los mejores profesionales y expertos del sector.

Pide sin compromiso información del programa de nuestro Titulo Experto en Mindfulness, Gestión Emocional y Psicología Positiva.

Aroa Ruiz
Aroa Ruiz

Licenciada en Psicología, Máster en Coaching e Inteligencia Emocional e Instructora de Mindfulness. Psicóloga, Coach y Docente en el Instituto Europeo de Psicología Positiva.

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