Envidia

Las dos caras de la envidia

Rebeca Gómez Rebeca Gómez (Psicólog@)

14 abril, 2023

¿Cuántas veces hemos querido con muchísima fuerza algo que nos falta y que los demás tienen? Todas las personas hemos sentido envidia alguna vez en nuestra vida, incluso más de lo que nos gustaría admitir.

Solemos vincular este sentimiento con algo negativo y muchas veces nos cuesta reconocer que lo hemos vivido, pero… ¿Qué pensarías si te dijera que no es algo de qué avergonzarse?

En un artículo anterior les hablamos sobre las emociones básicas¸ así que hoy vamos a profundizar en este tema de la envidia y aprenderás que sentirla no tiene por qué ser negativo.

Qué es la envidia

Conocemos la envidia como el sentimiento que podemos experimentar cuando vemos que otra persona tiene algo que nosotros deseamos, pero que no tenemos en ese momento.

Todos los seres humanos tendemos a compararnos constantemente con otros, bien sea en aspectos materiales, habilidades u opiniones, tanto desde el punto de vista subjetivo como desde el objetivo.

Un dato interesante para agregar, es que con la evolución de las redes sociales la envidia ha tomado un mayor protagonismo en nuestro día a día. Esto, debido a que estamos constantemente expuestos a una ventana que suele mostrarnos con mayor frecuencia los aspectos positivos de la vida de los demás, lo que nos lleva a compararnos constantemente.

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Tipos de envidia

Como comentamos al principio del artículo, la envidia no siempre tiene una connotación negativa.

Este sentimiento ejerce una función netamente motivadora en nosotros. Sin embargo, en muchas ocasiones solemos responsabilizar a la envidia por las conductas o acciones que adoptamos al momento de sentirla. Por lo tanto, dependiendo de la forma en la que gestionemos la envidia, podremos encontrar dos grandes tipos:

  • Envidia no saludable: este tipo de envidia aparece cuando, además de desear aquello de lo que carecemos y vemos que otros/as tienen, trasladamos la hostilidad y resentimiento por la otra persona, al punto de querer que le vaya mal. Por ejemplo: vemos que un amigo se comprometió en matrimonio con su pareja y nosotros desearíamos tener una oportunidad así, pero ni siquiera tenemos pareja. Así que como aún no lo hemos logrado, quisiéramos que algo ocurra en aquella relación que les impida casarse.
  • Envidia saludable: surge cuando al ver lo que la otra persona está viviendo, sentimos que también lo deseamos, admiramos su logro por haberlo conseguido y tomamos una actitud de crecimiento ante ello. Este tipo de envidia nos permite identificar metas y desarrollar objetivos que nos gustaría alcanzar, por lo que solemos “tomar apuntes” de cómo la otra persona lo logró para replicarlo. Vamos a tomar el ejemplo anterior: si también queremos conseguir tener una pareja, pero siempre hemos tenido una actitud que influye en que nuestras relaciones no funcionen, al ver que nuestro amigo lo logró, lo usamos como fuente de inspiración: le pedimos tips sobre cómo tener una relación sana y tratamos de trabajar en terapia nuestras actitudes negativas para crecer como personas.

Diferencias entre envidia y celos

Aunque a simple vista pareciera que estamos hablando de lo mismo, la envidia y los celos tienen grandes diferencias.

  • El objeto que se desea: en el caso de la envida, como lo vimos antes, hablamos de desear aquello que no tenemos y que otra persona sí; mientras que los celos giran en torno a la preocupación por perder una relación o que se encuentre en peligro nuestro vínculo con alguien o algo que sentimos importante.
  • La realidad de los hechos: si bien la envidia surge cuando observamos que alguien vive o tiene algo que también deseamos, los celos aparecen a partir de situaciones o suposiciones que nos dan miedo pero no tienen porqué estar ocurriendo. Por ejemplo: nos da envidia saber que nuestro amigo se comprometió... vemos el anillo de compromiso, es un hecho real. Sin embargo, los celos pueden aparecer al ver a nuestra pareja sonriendo mientras ve el móvil, inmediatamente nos imaginamos lo peor: “Está coqueteando con otro/a”. Podría ser cierto, pero también podría estar viendo un meme, no tenemos la certeza. Solo es miedo a la pérdida.

Cómo gestionarla

Uno de los riesgos que puede traer la envidia consigo es la posibilidad de que comencemos a interiorizar objetivos o metas un tanto irreales.

Esto puede desencadenar una serie de sentimientos desagradables como: angustia, frustración, insatisfacción personal, baja autoestima e, incluso, nos puede llevar a adoptar actitudes dañinas con otros.

Por esta razón es necesario conocer el carácter motivador de esta emoción y manejarla. Una de las formas más efectivas es practicar la gratitud: hacerlo nos permite tener una mayor satisfacción con la vida, por lo que en caso de sentir envidia, tendremos una tendencia por inclinarnos más hacia la envidia saludable.

Lee más sobre cómo practicar la Gratitud en este otro artículo del blog: Diario Gratitud

Estoy segura de que te encantaría conocer todas las claves para manejar la envidia, por eso, aquí te dejo un enlace a nuestro podcast “La envidia y sus efectos secundarios”, donde además descubrirás algunos ejercicios con los que llegarás de la envidia a la inspiración.

Ya para terminar, sólo recordarte que si te llama la atención todo lo referente al manejo de emociones complejas, aquí te dejo nuestro Título Experto en Psicología Positiva, con el que te convertirás en un profesional de esta área.

REFERENCIAS:

Lomas, T. (2018). The Positive Powerof Negative Emotions. Ediciones Urano, S.A.U. 126 - 128.

Rebeca Gómez
Rebeca Gómez

Licenciada en Psicología. Máster en Psicología Positiva. Psicóloga del Equipo Técnico en Juzgado de Menores del Ministerio de Justicia. Psicóloga y Docente en el Instituto Europeo de Psicología Positiva.

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