Síndrome del niño hiperregalado

El síndrome del niño hiperregalado

Aroa Ruiz Aroa Ruiz (Psicólog@)

9 febrero, 2023

La cultura de la inmediatez, el acceso a internet, las campañas publicitarias, la facilidad de tener prácticamente todo lo que deseas haciendo un solo “clic”... son factores que en nuestra sociedad están a la orden del día y favorecen el consumismo. Si a todo esto le sumamos la necesidad de algunos progenitores de satisfacer los deseos de su hijo/a a toda costa o la dificultad para marcar límites, tenemos como resultado el Síndrome del niño hiperregalado.

Pero, ¿cuáles son los efectos que puede causar esta avalancha de regalos en los menores? Sigue leyendo y lo sabrás.

¿Qué es el “síndrome del niño hiperregalado”?

Aunque en nuestra opinión sería más adecuado hablar de “infancia hiperregalada”, el propio término deja bastante claro a qué se refiere: es el conjunto de síntomas o efectos psicológicos negativos que observamos en los menores, debidos a una cantidad excesiva de regalos.

Aunque estos efectos aparecen durante todo el año, se acentúan más en determinados momentos, como los cumpleaños y la época de Navidad, cuando Papá Noel y los Reyes Magos hacen su aparición.

Cuidado con las “etiquetas”

Y no nos referimos a las etiquetas de los regalos, sino a los términos lingüísticos que utilizamos cuando nos referimos a cuestiones que tienen que ver con las personas. 

La RAE define “síndrome” como un “conjunto de síntomas característicos de una enfermedad” o un “conjunto de fenómenos que caracterizan una situación determinada”. En el caso del síndrome del niño hiperregalado, NO estamos hablando de ninguna enfermedad, sino de una serie de efectos negativos que se han ido observando en la infancia expuesta a estas circunstancias. 

Por tanto, más que con la etiqueta, preferimos quedarnos con los contenidos interesantes que este concepto nos pueda aportar, de cara a afrontarlo de la mejor manera posible.  

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Consecuencias para los menores

Obsequiar a los niños y niñas con mucho más de lo que realmente necesitan o pueden disfrutar, conlleva una serie de resultados que, lamentablemente, no son los esperados. Entre ellos, podemos citar los siguientes:

  • Baja tolerancia a la frustración: en situaciones de estrés, no saben gestionar sus emociones de forma saludable, mostrando ira o irritabilidad cuando no consigue lo que quiere.
  • Vacío emocional, provocado por la falta de satisfacción y la incapacidad de dar valor afectivo a las cosas.
  • Falta de gratitud: ponen el foco en lo que les falta en vez de apreciar lo que ya tienen.
  • Tendencia al egoísmo: empiezan a valorar los regalos por la cantidad y no por la calidad. A veces pueden llegar a enfadarse cuando no les regalan lo que habían pedido.
  • Imaginación empobrecida. La sobreestimulación no les permite centrarse en lo que reciben, sintiéndose sobrepasados y afectando a su capacidad de concentración.
  • Pensamiento materialista y consumista. Conciben los bienes materiales como única forma de satisfacción personal. 

Tips para el Síndrome del niño hiperregalado

Aprende a poner límites

Los límites son fundamentales y necesarios en la educación,  ya que permiten establecer un orden y proporcionan seguridad a los niños y niñas. Reduciendo el número de regalos no le estarás haciendo ningún mal a tus hijos/as, más bien al contrario, les enseñarás a valorar las cosas y a mantener la ilusión.

¿Cómo podemos poner límites a los regalos de forma saludable? Podemos seguir estos sencillos pasos:

  1. Siéntate con tu hijo/a y pídele que te cuente qué regalos le gustaría pedir en Navidad, preguntándole por qué, cómo le gustaría jugar con ellos, con quién le gustaría compartirlos….. Esta pequeña conversación puede servir para tomar consciencia de lo que realmente le van a aportar.  
  2. Establece un orden de prioridades. De esta forma sabrás cuáles son las cosas que realmente le hacen ilusión, reduciendo la posibilidad de comprar artículos que se queden sin usar dentro de un cajón.
  3. Habla con tus familiares sobre el síndrome del niño hiperregalado, para que en la medida de lo posible intentes evitar una invasión de regalos. Si los Reyes o Papá Noel pasan por su casa, puedes facilitarles la tarea asignándoles uno de los regalos elegidos. De esta forma, matas dos pájaros de un tiro.

Practica el Autocontrol

La presión a la que nos vemos sometidas las personas en nuestro día a día puede dificultar nuestra capacidad de manejar nuestras emociones y, en consecuencia, nuestras acciones.

Sé coherente

Todos sabemos que la inmensa mayoría de las veces, frases como “si no te portas bien, los Reyes no te traerán regalos” no son verdad. Los regalos van a llegar siempre, ya sea en la propia casa, o en la de otros familiares. Es mejor no hacer afirmaciones como éstas, ya que sólo sirven para que pierdan la credibilidad en los adultos y aprendan que, hagan lo que hagan, los regalos llegan sin esfuerzo.

Intenta pasar más tiempo con tus hijos/as

Muchos padres y madres sienten, de manera más o menos consciente, cierta culpabilidad por tener que trabajar muchas horas y no poder dedicar tiempo a estar con sus hijos/as. Esto puede llevarnos a querer regalarles muchas cosas para poder demostrar de alguna manera el amor que sentimos hacia ellos/as. Pero recuerda: lo que más le gusta a los niños y niñas es pasar tiempo con sus padres, y eso no hay regalo que lo sustituya. Si eres de las personas que les faltan horas en el día, focalízate en que el tiempo que les dediques sea de calidad.

¿Y si sucede? La importancia de la Inteligencia Emocional

Aunque hayamos hecho un trabajo previo con nuestros hijos e hijas, no siempre podemos controlar la cantidad de regalos que reciben. 

Podemos utilizar estrategias como dosificar los regalos en vez de tenerlos todos disponibles al mismo tiempo. Así evitaremos que se sienta sobrepasado/a y lograremos crear más momentos de ilusión repartidos en el tiempo.

Otra opción es poner en práctica la fortaleza de la Generosidad y plantearle la opción de compartir o donar los regalos que menos utilice con niños y niñas que no tienen tantos recursos.

La Inteligencia Emocional no sólo nos proporciona herramientas útiles a la hora de conocer y manejar nuestros propios sentimientos, sino que ayuda a nuestros hijos e hijas a hacerlo. Si quieres saber cómo, no dejes de leer nuestro post Inteligencia Emocional en niños/as: Qué es y sus beneficios”.

La infancia es la etapa más importante para el neurodesarrollo de las emociones. Los padres y madres somos referentes para nuestros hijos/as también en lo que a gestión emocional se refiere. Unos cuidadores competentes harán que la experiencia emocional del menor sea más adaptativa, permitiéndole no sentirse avasallado por las emociones y consiguiendo un mejor desarrollo interpersonal e intrapersonal.

Si quieres te interesa conocer más sobre cómo mejorar tu Inteligencia Emocional, solicita información sin compromiso sobre nuestro curso en Inteligencia Emocional.

Aroa Ruiz
Aroa Ruiz

Licenciada en Psicología, Máster en Coaching e Inteligencia Emocional e Instructora de Mindfulness. Psicóloga, Coach y Docente en el Instituto Europeo de Psicología Positiva.

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