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Depresión, llorar por dentro y sonreír por fuera

Sonia Castro Sonia Castro (Psicólog@)

14 abril, 2023

Hoy en día que una persona cercana esté diagnosticada de depresión no sorprende absolutamente a nadie y es que se trata de un término y de una enfermedad que convive con nosotros desde hace ya muchos años y a la que estamos acostumbrados a tratar y a trabajar de manera cotidiana en terapia.  

¿Conoces a alguien que esté atravesando está situación? Aquí te dejamos pautas para ayudar a una persona con depresión.

Qué es

La depresión es una enfermedad que desemboca en un sentimiento de tristeza que dura demasiado tiempo, varias semanas o incluso meses, y además interfiere e  impide que la persona vuelva a recuperar su visión “sana” de la realidad, rutinas, calidad de vida, haciendo que incapacite su día a día por completo.

Es una de las más comunes dentro de las enfermedades mentales. De hecho, la depresión y los trastornos del estado de ánimo son los más comunes después del abuso de sustancias y de los trastornos de ansiedad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que la depresión se convertiría en el año 2020 en la segunda causa de incapacidad en el mundo, detrás de las enfermedades isquémicas (infartos, insuficiencia coronaria, accidente cerebrovascular) mientras que en el año 2000 ocupaba el cuarto lugar y no se equivocaba.

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Está más que claro que todo el mundo puede pasar por momentos de tristeza, de soledad o de infelicidad pasajeros. Estos períodos pueden ser causados por los acontecimientos cotidianos, nuestro día a día  y es que nadie dice que la vida sea fácil y mucho menos un camino de rosas. Así es la vida.

Hablaríamos de depresión cuando ese sentimiento dura demasiado tiempo, varias semanas o incluso meses, y además interfiere e  impide que la persona vuelva a recuperar su visión “sana” de la realidad, sus rutinas, su calidad de vida, haciendo que incapacite su día a día por completo.

Desde el IEPP queremos recalcar que la depresión no tiene por qué ser normal en ciertos grupos de la población (personas mayores, enfermos crónicos…) como muchas personas sí pueden creer de manera errónea, por lo tanto, cualquier persona que experimente síntomas depresivos debe ser diagnosticada y tratada para mejorar, y por supuesto salir de ahí.

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Síntomas

Los síntomas de la depresión varían mucho de una persona a otra. Aun así, los principales que la definen son:

  • Tristeza patológica: se diferencia de la tristeza normal y habitual, alcanza un nivel tal, que interfiere negativamente en la vida cotidiana, tanto en lo social, como en lo familiar y también en lo sexual. Puede aparecer sin motivo alguno o tras un acontecimiento significativo. Es una sensación muy profunda, arrasadora. Tanto, que el paciente se siente muy "de bajón", tal como si hubiera perdido las ganas y el placer de vivir. Se considera incapaz de brindar amor o afecto, lo cual aumenta sus sentimientos de culpa.
  • Anhedonia: disminución o total incapacidad para disfrutar con aquellas situaciones o actividades con las que el sujeto antes sí disfrutaba. La persona se vuelve apática, no tiene ganas de nada (ni siquiera de vivir) y nada le provoca placer.
  • Ansiedad: es la acompañante habitual de la persona deprimida.
  • Insomnio: al paciente le cuesta conciliar el sueño y se puede despertar muy pronto y de mal humor. En algunos casos, que constituyen una minoría, puede presentarse la hipersomnia, esto es, exceso de horas de sueño.
  • Alteraciones del pensamiento: pensamientos destructivos, surgen ideas derrotistas, fuertes sentimientos de culpa, obsesiones, distorsiones cognitivas. El pensamiento sigue un curso lento y monocorde, disminución importante de las capacidades cognitivas: memoria, atención, concentración, velocidad mental, etc.
  • Alteraciones físicas: por lo común surgen dolores crónicos. Se experimenta una persistente sensación de fatiga o cansancio. También dolores de cabeza, dolor de espalda, náuseas, vómitos, problemas gastrointestinales, estreñimiento, molestias cardiorrespiratorias, etc.
  • Alteraciones del comportamiento: el paciente tiene la sensación de vivir como si fuera pequeñito. Dificultad para tomar decisiones y disminución en su rendimiento en el trabajo.
  • Modificaciones del apetito y del peso: la mayoría de los pacientes pierde el apetito y, en consecuencia, provoca una disminución de peso considerable. La sensación de tener hambre puede desaparecer y las ganas de comer se vuelven inexistentes.
  • Culpa excesiva: siente con exceso la carga de una culpa inexistente, lo cual puede desembocar en delirios.
  • Pensamiento suicida: los pacientes presentan una preocupación exagerada por la muerte y alimentan sentimientos e ideas autodestructivas.
  • Disminución de la energía: se produce un cansancio injustificado, a veces con variaciones durante el día, muy a menudo más acentuado por la mañana. Las personas afectadas suelen sentirse más fatigadas por la mañana que por la tarde.

Si hablamos de una forma puramente clínica es importante remarcar que al igual que ocurre en otras enfermedades, existen varios tipos de trastornos depresivos.

Los tres tipos de depresión más comunes son: trastorno depresivo mayor, el trastorno distímico y el trastorno bipolar. En cada uno de estos tres tipos de depresión, el número, la gravedad y la persistencia de los síntomas varían.

Origen

Se han postulado muchas posibles causas de la depresión y, sin duda, existen probablemente muchos factores predisponentes y desencadenantes para una enfermedad que es tan variada. En relación al origen podemos hablar desde tres puntos de vista.

  1. Exógeno (fuera): Constituye la respuesta hacia un estímulo externo que ocasiona duelo y dolor, por ejemplo la muerte de un ser querido o la pérdida de un trabajo. De esta forma, cuando no se supera lo acontecido de manera sana, la persona puede caer en la depresión, aunque posteriormente se pierda la relación con el estímulo inicial.
  2. Endógeno (dentro): En el segundo caso, se trata de procesos que nada tienen que ver con la realidad, la persona simplemente se deprime sin existir una causa o estímulo real aparente
  3. Una mezcla de los dos anteriores: Una tercera postura es la que considera que en una depresión pueden estar implicados ambos factores, tanto endógenos como  exógenos, en distintas proporciones en los distintos pacientes.

Causas

  1. Predisposición genética: existe un mayor riesgo de padecer depresión clínica cuando hay una historia familiar de la enfermedad, lo que indica que se puede haber heredado una predisposición biológica. Este riesgo es algo mayor para las personas con trastorno bipolar. Sin embargo, esto no quiere decir, ni implica que todas las personas que tienen una historia familiar tendrán la enfermedad.
  2. Factores bioquímicos: se ha demostrado que la bioquímica del cerebro juega un papel significativo en los trastornos depresivos. Se sabe, por ejemplo, que las personas con depresión grave típicamente tienen desequilibrios de ciertas sustancias químicas en el cerebro, conocidas como neurotransmisores. Además, los patrones de sueño, que se ven afectados por la bioquímica del organismo, son generalmente diferentes en las personas que tienen trastornos depresivos. La depresión puede ser inducida o aliviada con ciertos medicamentos, y algunas hormonas pueden alterar los estados de ánimo.
  3. Situaciones estresantes: Muerte de un familiar próximo o de un amigo, una enfermedad crónica, problemas interpersonales, dificultades financieras, divorcio… pueden ocasionar síntomas de depresión que sostenidos a lo largo del tiempo pueden desencadenar en una depresión clínica.
  4. Estacionalidad: Se ha observado que hay personas que desarrollan depresión durante los meses de invierno, cuando los días se hacen más cortos. Es posible que la reducción de la cantidad de horas de luz afecte el equilibrio de ciertos compuestos químicos en el cerebro, dando lugar a síntomas de depresión.
  5. Personalidad: Las personas con esquemas mentales negativos, como baja autoestima, sensación de falta de control sobre las circunstancias de la vida y tendencia a la preocupación excesiva,… son más propensas a padecer de depresión.

Estos atributos pueden resaltar el efecto de las situaciones de estrés o interferir con la capacidad de enfrentarlas o reponerse de las mismas. Aparentemente, los patrones de pensamiento negativo típicamente se establecen en la niñez o adolescencia y van conformando a lo largo del tiempo un patrón de pensamiento depresivo.

Por lo tanto si en la cabeza te está rondando cómo saber si tengo depresión, basta con que focalices la atención en cómo te sientes, en cómo interfiere e incapacita eso que piensas en tu día a día, en lo que te dicen las personas que tienes más cerca y te rodean y si la tristeza te invade de manera descontrolada y no eres capaz de ilusionarte con prácticamente nada.

En el IEPP trabajamos todos los días con personas que quieren mejorar para recuperar la ilusión por vivir y sentirse mucho mejor. Si quieres hacer como ellos, conoce a nuestro equipo de psicólogos online para solicitar tu primera cita de orientación, en la que de manera online te explicaremos cómo será ese proceso y los pasos a seguir.

No esperes más tiempo y aprende a sonreír también por dentro gracias a la terapia positiva y a nuestros expertos en depresión. Te acompañaremos encantados.

Sonia Castro
Sonia Castro

Licenciada en Psicología por la UAM. Especialidad clínica y de la salud. Centrada en el campo de las relaciones personales y la escritura, redactando para distintos blogs y con dos libros publicados. Actualmente redactora y creadora de contenido, comunicación interna, comunicación externa, medios y apoyo al departamento de RR.HH en el Instituto Europeo de Psicología Positiva.

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Alejandra Garcia
Alejandra Garcia
2 septiembre, 2021 5:49 am
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